Tras la estela de convulso lodo que deja ese tema, entra Saffron’s Curse, un pasional corte de bellos teclados que se embrutece pero bajo un halo más benévolo, más sentimental que la abominación anterior, apareciendo los ya clásicos susurros femeninos de Sarah Jezebel Deva, que comparte texto con el iracundo diablezno Dani, aunque éste solo le cede una estrofa… suficiente.
el Black Metal tenía que agradecer el que esta banda aún conserve el poder de la fantasía para sombrear nuestro espacio vital tan sólo con escuchar sus canciones con el libreto del CD en frente, leyendo su obra mientras es escuchada en un verdadero ejercicio de realidad virtual, sin más artilugios que las canciones y sus letras.
No hay comentarios:
†Tu comentario hace crecer al blog, gracias por tus palabras†